Los pasos en el callejón sin salida
El
suplicio de la noche y el suplicio del día
el
suplicio de la realidad y el suplicio del sueño
despliegan
ese movimiento que se ignora y al que otros
pudieron,
no sé cómo, llamar "vida", como una tortura
que
desde lejos en la oscuridad pensara
un
animal sin ojos con el alma dormida
soñando
esta pesadilla...
Como
una tortura estudiada para
que el
sufrimiento aumentara poco a poco
y
más allá
del
momento en que se hizo insoportable
haciéndonos
aprender por la fuerza
una
Ciencia del Dolor como la única
sabiduría
posible en la Zona Clausurada.
El
suplicio de la realidad y el suplicio del sueño
y mi
cuerpo en el potro exhibiendo su tortura
como
una vanidad - ved ahora un potro en medio
del
escenario vacío - o mi yo disponiéndose
a
recorrer una vez más los pocos pasos
que
caben en el callejón sin salida
al
que muestro
como
una vanidad. Y avanzaré, avanzaré mi cuerpo
sin
inteligencia ni alma por la calle
en
donde nadie me conoce, andaré por allí
contoneándome
y hablando solo, sin ver
que
llevo una mujer sobre mi espalda
con las
uñas clavadas en mis hombros
y
mordiéndome el cuello ebria de mi sangre.
Leopoldo Mª
Panero: Narciso
en el acorde último de las flautas (1979)
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