miércoles, 25 de mayo de 2011

Vida de Pablo


Carlos Pardo: Vida de Pablo. Editorial Periférica. Madrid, 2011.

Vida de Pablo es una novela que se lee de un tirón, sin que uno tenga que esforzarse en la lectura. Y como quien dice, en un rato. Es una novela ligera: todo en ella es trivial, ligero, superficial, en el sentido literal, descriptivo de tales adjetivos. Una trama en la que prevalece lo anecdótico, lo episódico, lo incidental -y sigo utilizando los términos en su sentido literal-; unos paisajes y unos ambientes urbanos que semejan meros decorados; unos personajes sin fondo o desfondados, artistas y poetas que apenas hablan de arte o de poesía, salvo para dejar en ridículo a algún que otro poeta con nombres y apellidos... Todo transcurre en un ir y venir a sí mismos, a su propio y desnortado narcisismo. 

El texto promocional que acompaña la edición dice que Vida de Pablo es una “novela de formación” (¿a los treinta años?) y la emparenta, “por su vivacidad”, con Stern, Diderot o Beckett. Dice también que los personajes están a un paso de la marginación social. En fin.
Cuando leo esta nota, Marta, para quien Carlos Pardo es “uno de los dos o tres mejores poetas de su generación”, manifiesta su total desacuerdo con lo que acabo de leer: “Vida de Pablo es una novela divertida y profunda a la vez”. Un juicio con el que “en absoluto” está de acuerdo Carlota. “¿Leísteis el artículo que le dedicó Almudena Grandes a la novela? –interviene Teresa– No os lo perdáis”.
En fin.

                                                                           Darío

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