jueves, 20 de octubre de 2011

Antología Parcial / 29



             


                         Humana voz

Duele la cicatriz de la luz,
duele en el suelo la misma sombra de los dientes,
duele todo,
hasta el zapato triste que se lo llevó el río.

Duelen las plumas del gallo,
de tantos colores
que la frente no sabe qué postura tomar
ante el rojo cruel del poniente.

Duele el alma amarilla o una avellana lenta,
la que rodó mejilla abajo cuando estábamos dentro del agua
y las lágrimas no se sentían más que al tacto.

Duele la avispa fraudulenta
que a veces bajo la tetilla izquierda
imita un corazón o un latido,
amarilla como el azufre no tocado
o las manos del muerto a quien queríamos.

Duele la habitación como la caja del pecho,
donde las palomas blancas como sangre
pasan bajo la piel sin pararse en los labios
a hundirse en las entrañas con sus alas cerradas.

Duele el día, la noche,
duele el viento gemido,
duele la ira o espada seca,
aquello que se besa cuando es de noche.

Tristeza. Duele el candor, la ciencia,
el hierro, la cintura,
los límites y esos brazos abiertos, horizonte
como corona contra las sienes.

Duele el dolor. Te amo.
Duele, duele. Te amo.
Duele la tierra o uña,
espejo en que estas letras se reflejan.

Vicente Aleixandre: La destrucción o el amor (1935)


                  

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dijo Cernuda algo que no es verdad, pero que resulta muy acertado: a saber, que con Aleixandre el surrealismo alcanza lo que no tuvo en su país de origen: un gran poeta. Sí, Aleixandre es un gran poeta, que sufre el vaivén de las modas, que fue patrón de varias generaciones y de poetas tan distintos como Gimferrer o Claudio Rodríguez, ambos tan grandes. Este poema seleccionado de Aleixandre nos recuerda por qué debemos seguir leyéndolo: por su capacidad y poder visual, porque es capaz de convencernos con imágenes y con ritmo de que el amor es destrucción (algo tan absurdo, cuando el amor es creación; véase si no Rilke o el mencionado Claudio). En fin, gracias por ofrecernos este poema de uno de los mejores poetas, se esté o no de acuerdo con su fondo, del siglo XX.

José Luis