lunes, 24 de octubre de 2011

¿Qué me pasa, doctor?



En la modernidad reciente o, si preferís, en la posmodernidad, la plena disponibilidad del mercado se corresponde con la plena disponibilidad de los discursos, sean de la naturaleza que fueren. Y así como acudimos al Corte Inglés persuadidos de que allí encontraremos de todo, abrimos ese inmenso armario al que llamamos la Tradición, donde caben todas las modas, todas las prendas, todas las tallas y por supuesto todos los patrones. Basta con alargar la mano y escoger la que más gusta, la que mejor sienta, la más cómoda, la más favorable… Al cabo y ya sea en el Corte Inglés o en la Tradición, si después uno no queda satisfecho con la prenda elegida, la puede devolver sin ningún compromiso

Marcel Duchamp: Fuente
Naturalmente a la plena disponibilidad de la producción y el mercado se corresponde la plena disponibilidad del juicio estético, legitimado per se, por el mero hecho de ser enunciado, al margen de la entidad del juicio y de la solidez de sus argumentos. Lo que a mí me gusta no tiene que gustarte a ti, ¿vale? Y nada de debates ni disputas: todas las opciones son legítimas.
¿Qué ocurre? ¿Es algo grave, doctor? Pues sencillamente que sois unos desmemoriados. Durante cien años hemos asistido a una sucesión de actitudes iconoclastas, propuestas transgresoras, gestos de rebeldía, ensayos revolucionarios… (¿Os acordáis? Están en los libros: Jarry y Marinetti, Tristan Tzara y Breton, Mondrian y Stanislavsky, Duchamp y Apollinaire, Brecht y Maiakovski, Ionesco, Ginsberg, Arrabal…) Y venís ahora con esa historia de que Fernández Mallo ha publicado una remake de El hacedor de Borges… Pero, bueno, ¿vosotros de qué vais? ¿No tenéis otra forma mejor de perder el tiempo?
Leed el libro y me contáis si merece la pena. De eso se trata, ¿no?

                                                       Claudio


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