martes, 2 de octubre de 2012

Hobsbawm






Economía
El objetivo de una economía no es el beneficio, sino el bienestar de toda la población. El crecimiento económico no es un fin, sino un medio para dar vida a las sociedades buenas, humanas y justas. No importa como llamamos a los regímenes que buscan esa finalidad. Importa únicamente cómo y con qué prioridades podremos combinar las potencialidades del sector público y del sector privado en nuestras economías mixtas. Esa es la prioridad política más importarte del siglo XXI.

Marxismo y utopía
El marxismo está basado en un sentido profundo de la injusticia social, de indignación contra la desigualdad social entre los pobres y los ricos y poderosos.
Hay un elemento que Marx tal vez no reconociese pero que estuvo siempre presente en el marxismo: un elemento de utopía. La idea de que, de un modo o de otro, la sociedad llegará a una sociedad mejor, más humana, de lo que es la sociedad en la cual todos vivimos actualmente.

Fin de siglo
El derrumbamiento de los decenios de 1980 y 1990 se debe a que los que toman decisiones ya no saben qué hacer con un mundo que ni ellos ni nosotros podemos controlar, y a que la explosiva transformación de la sociedad y la economía desde 1950 produjo un derrumbamiento y una perturbación sin precedentes de las reglas que gobiernan el comportamiento de las sociedades humanas.

Lo que ha hecho que las cosas fueran peores, lo que sin duda hará que empeoren en el futuro, es ese desmantelamiento constante de las defensas que la civilización de la Ilustración había levantado contra la barbarie. Porque lo peor del asunto es que nos hemos acostumbrado a lo inhumano. Hemos aprendido a tolerar lo intolerable.
                                                       
Individualismo moral
La revolución cultural de fines del siglo XX debe entenderse como el triunfo del individuo sobre la sociedad o, mejor, como la ruptura de los hilos que hasta entonces habían imbricado a los individuos en el tejido social.

El viejo vocabulario moral de derechos y deberes, obligaciones mutuas, pecado y virtud, sacrificio, conciencia, recompensas y sanciones, ya no podía traducirse al nuevo lenguaje de la gratificación deseada. 

Este individualismo encontró su plasmación ideológica en una serie de teorías, del liberalismo económico extremo al ‘posmodernismo’ y similares, que se esforzaban por dejar de lado los problemas de juicio y de valores o, mejor dicho, por reducirlos al denominador común de la libertad ilimitada del individuo.


Biografía
Buena parte de mi vida, probablemente la mayor parte de mi vida consciente, ha estado dedicada a una esperanza que claramente se ha visto contrariada, y a una causa que claramente ha fracasado: el comunismo iniciado por la Revolución de Octubre. Pero no hay nada que pueda agudizar más la mente del historiador que la derrota.

(9 de junio de 1917 - 1 de octubre de 2012)

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