[Sócrates.-] "A mi modo de ver, los atenienses son, y también los demás griegos lo creen así, un pueblo inteligente. Ahora bien: cuando la Asamblea se reúne, veo que, si se trata de construcciones que hay que emprender, se llama a consulta a los arquitectos; si se trata de navíos, a los armadores, y así en todas las demás cosas que se considera que se pueden enseñar y aprender; y si cualquier otra persona que no esté considerada como técnica en la materia se mezcla en ello para dar su opinión, por muy rico, bello o noble que uno pueda ser, no por ello se le hace más caso, antes al contrario, es objeto de burlas y abucheos hasta que, al fin, nuestro consejero o bien se marcha por su propio pie o es arrancado de la tribuna y echado por los arqueros, a una orden de los prítanos. Esta es la forma en que la gente se conduce cuando la materia en discusión les parece exige un aprendizaje. Si, en cambio, se trata de los intereses generales de la ciudad, vemos que se levantan indistintamente para tomar la palabra arquitectos, herreros, curtidores, comerciantes y marinos, ricos y pobres, nobles y gentes del vulgo, y nadie les echa en cara, como en el caso anterior, que se presentan allí sin estudios previos, sin nunca haber tenido maestros, a dar algún consejo..."
Platón
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“La calidad de la legislación política, en lo que a racionalidad práctico-moral se refiere, no sólo depende de cómo trabajan en el parlamento las mayorías elegidas y las minorías protegidas. Depende también del nivel de participación y del nivel de formación de los participantes, del grado de información y de la claridad con que en el seno de la opinión pública quedan articuladas las cuestiones de que se trate. La calidad de la vida pública viene en general determinada por las oportunidades efectivas que abra el espacio público-político con sus medios de comunicación y sus instituciones”.
J. Habermas
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