1. Los orígenes
El
comunismo soviético, el corporativismo autoritario y el reformismo
socialdemócrata son las tres corrientes políticas que surgen como reacción a
las consecuencias de la Primera Guerra Mundial. "Únicamente este proyecto
de Estado social [el reformismo socialdemócrata] se constituyó en heredero de
los movimientos burgueses de emancipación y del Estado democrático
constitucional. Si bien surgió de la tradición socialdemócrata no son solamente
gobiernos socialdemócratas los que han ido construyéndolo. Después de la
Segunda Guerra Mundial todos los partidos gobernantes en los países
occidentales ganaron sus mayorías argumentando más o menos intensamente a favor
de los objetivos del Estado social".
Kenton Nelson: Such a sight |
2. El proyecto
"El
éxito del proyecto depende del poder y la capacidad de acción de un
aparato de Estado intervencionista [que]
ha de inmiscuirse en el sistema económico con el objetivo de cuidar el
crecimiento económico, regular las crisis y, al mismo tiempo, garantizar la competitividad
de las empresas en el marcado internacional así como los puestos de trabajo a
fin de que produzcan excedentes que puedan luego repartirse sin desanimar a los
inversores privados".
"El
compromiso del Estado social consiste en que se gane lo suficiente y se obtenga
la suficiente seguridad social para poder reconciliarnos con las tensiones de
un trabajo más o menos alienado, con las frustraciones de una función más o
menos neutralizada como ciudadano sin más, con las paradojas del consumo de
masas..."
El
proyecto "se alimenta de los restos de la utopía de la sociedad del
trabajo: al normalizarse el status de
los trabajadores mediante la participación cívica y el ejercicio de los
derechos sociales, la masa de la población consigue la oportunidad de vivir en
libertad, justicia social y bienestar creciente. Ello presupone que las
intervenciones estatales pueden garantizar la coexistencia pacífica entre el
capitalismo y la democracia".
Kenton Nelson: Leap of faith |
3. Dificultades y dilemas
3.1. Los
límites de la reconciliación entre capitalismo y democracia: "¿Dispone el
Estado intervencionista de poder suficiente y puede trabajar con la eficacia
precisa para doblegar el sistema económico capitalista en el sentido favorable
a su programa?"
"Una
situación en la que la falta de disposición a la inversión, el estancamiento
económico, el aumento del paro y la crisis de los presupuestos públicos se
pueden vincular de modo muy sugestivo a la percepción de la colectividad con
los costes del Estado de bienestar, se hacen palpables los límites
estructurales dentro de los cuales se
estableció y mantuvo el compromiso que dio origen al Estado social".
Al
dejar de ser 'fuente de bienestar' y no poder garantizar la seguridad en el
puesto de trabajo "como si fuera un derecho civil [...] el Estado social
corre el peligro de perder su base social".
3.2. Las
posibilidades de implantar nuevas formas de vida con medios
jurídico-administrativos: "¿Es la aplicación del poder político el medio
adecuado para alcanzar el fin sustancial de mejorar y consolidar formas de vida
más dignas y emancipadas?".
Kenton Nelson: Time spent |
"El
proyecto del Estado social padece bajo
la contradicción entre el objetivo y el método: su objetivo es el
establecimiento de formas vitales estructuradas igualitariamente que, al mismo
tiempo, permitan ámbitos para la autorrealización y espontaneidad individuales.
Pero, evidentemente, este objetivo no puede alcanzarse por la vía directa de
una aplicación jurídico-administrativa de programas políticos. La generación de
nuevas formas vitales es una tarea excesiva para el medio del poder".
"El
Estado social, en su desarrollo, ha entrado en un callejón sin salida. En él se
agotan las energías de la utopía de la sociedad del trabajo".
J. Habermas: "La crisis del estado de
bienestar y el agotamiento de las energías utópicas", en Ensayos políticos. Barcelona, Península,
1988, págs. 119-132.
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