El 3 de
septiembre de 2010 Zygmunt Bauman se sentó ante el ordenador y comenzó a
escribir. No tenía ningún proyecto, ningún encargo, ningún compromiso, "ningún
tema nuevo y candente que rumiar y digerir". Pero un día más se sentó a escribir
porque , según confiesa, no ha sabido aprender otro modo de vida que el de la
escritura y además es incapaz de pensar sin escribir.
Y
comenzó a escribir sin plan previo, alentado como siempre por una inquebrantable
curiosidad y por la necesidad de explicar y explicarse lo que ocurre en
"este fragmentado mundo de hoy"; "un mundo -y un modo de vivir
en el mundo- compuesto únicamente de experimentos, sin teoría alguna con la que
concebirlos ni orientación fiable sobre cómo ponerlos en marcha, cómo continuar
con ellos y cómo evaluar sus resultados...".
De esa
fragmentación, de nuestro modo-de-vivir-en-el-mundo, de la incertidumbre y la
desorientación, de los sueños rotos y las promesas incumplidas..., da cuenta el
ensayista y sociólogo polaco en los 55 textos escritos desde aquel día de
septiembre hasta el 1 de marzo de 2011, y reunidos en Esto no es un diario, editado por Paidós.
Muchos
de esos textos son notas, comentarios, reflexiones del autor al hilo de las
noticias que publica la prensa. Con su acostumbrada pericia y una lucidez admirable,
el autor de La posmodernidad y sus
descontentos rescata de ese fluir constante y borroso que llamamos actualidad los problemas y las
preocupaciones que erosionan el presente y condicionan el futuro. “Vivimos en
una época -declaraba recientemente Bauman- en la que los viejos paradigmas han
dejado de funcionar antes de que estuviese listo el nuevo mundo. Uno de los
principales problemas de nuestro tiempo es que nos estamos distanciando del
pasado a toda velocidad, pero sin ser capaces de definir el porvenir”.
La
crisis económica es sin duda el tema recurrente de Esto no es un diario. A Zygmunt Bauman le preocupa especialmente sus
efectos devastadores en los más débiles y necesitados. Con la crisis han
surgido nuevas formas de desigualdad, de marginación y exclusión social: muchísimos ciudadanos se están quedando
atrás, se les está dejando atrás, olvidados. Sobre las políticas de austeridad
y recortes de derechos sociales que se están aplicando para afrontar la crisis,
apunta melancólicamente: "Sólo lleva unos pocos minutos y un par de
firmas destruir lo que a miles de cerebros y el doble de manos costó muchos
años construir".
René Magritte |
La globalización,
las vicisitudes de la política norteamericana, la centralidad política y social
del consumo, la omnipresencia del mercado, el debilitamiento del Estado, la
crisis de la socialdemocracia, el protagonismo creciente de internet y las
redes sociales, el deterioro de los contenidos y la manipulación informativa..., entre otros
temas, ensanchan y enriquecen el acontecer cotidiano que Bauman retiene en su
escritura. Una experiencia en la que se siente gratamente acompañado por
autores como Saramago, Habermas, Rorty, Tony Judt, Walter Benjamin o H.G.
Wells.
Esto no es un diario evoca
naturalmente la conocidísima obra de René Magritte Esto no es una pipa. No creo que sea una mera casualidad. En
cualquier caso, a mí me sugiere ciertas afinidades. Magritte quería hacer de la
pintura un instrumento para profundizar en el conocimiento del mundo. De hecho,
toda su obra es una permanente invitación a la reflexión sobre la vida y la condición humana. ¿Cómo no
reconocer en Bauman semejante voluntad y propósito, no ya en este libro, en
toda su dilatada y brillante trayectoria?
Julián
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