Si no
fuéramos algo más que individuos aislados, si cada uno de nosotros pudiese
realmente ser borrado por completo del Mundo por una bala de fusil, no tendría
ya sentido alguno contar historias. Pero cada uno de los hombres no es tan sólo
él mismo; es también el punto único, particularísimo, importante siempre y
singular, en el que se cruzan los fenómenos del Mundo, sólo una vez de aquel
modo y nunca más. Así, la historia de cada hombre es esencial, eterna y divina,
y cada hombre, mientras vive en alguna parte y cumple la voluntad de la
naturaleza, es algo maravilloso y digno de toda atención. En cada uno de los
hombres se ha hecho forma del espíritu, en cada uno padece la criatura, en cada
uno de ellos es crucificado un redentor.
Fernand Leger: Hombres en la ciudad |
La vida de
todo hombre es un camino hacia sí mismo, la tentativa de un camino, la huella de
un sendero. Ningún hombre ha sido nunca por completo él mismo; pero todos
aspiran a llegar a serlo, oscuramente unos, más claramente otros, cada uno como
puede.
El hombre no
es de ninguna manera un ser firme y duradero, es más bien un ensayo y una
transición, no es otra cosa sino el puente estrecho y peligroso entre la
naturaleza y el espíritu.
Hermann
Hesse
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