martes, 28 de agosto de 2012

Poética / Perse



Por pensamiento analógico y simbólico, por iluminación lejana de la imagen mediadora, y por el juego de sus correspondencias, sobre mil cadenas de reacciones y de asociaciones extrañas, en fin, por la gracia de un lenguaje en el que se transmite el movimiento mismo del Ser, el poeta se reviste de una subrealidad que no puede ser la de la ciencia.

Cuando los mismos filósofos abandonan el umbral metafísico, corresponde al poeta sustituir ahí al metafísico; y es la Poesía entonces, no la filosofía, la que se muestra como la verdadera "hija del asombro", según la expresión del filósofo antiguo para quien ella fue la más sospechosa.

 Pero más que modo de conocimiento, la Poesía es primeramente forma de vida, y de vida integral. 

Cuando las mitologías se hunden, es en la Poesía donde encuentra refugio lo divino; quizás incluso su reemplazo.

Rehusándose el disociar el arte de la vida, y el amor del conocimiento, la poesía es acción, es pasión, es poder y renovación continua, que desplaza los límites.
La oscuridad que se le reprocha no es su propia naturaleza, que es la de aclarar, sino de la noche misma que ella explora: la del alma misma y del misterio en que flota el ser humano.

Poeta es aquel que rompe la costumbre. Y es así como el poeta se encuentra también ligado, a pesar suyo, al acontecimiento histórico. Y nada del drama de su tiempo le es ajeno.

Y es bastante para el poeta, el ser la mala conciencia de su tiempo.

                                                                  Saint-John Perse


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