lunes, 30 de septiembre de 2013

Marta


Cuando oigo o leo que alguien habla mal de los sindicatos, siempre me acuerdo de Marta; de ella y de esas personas que como ella acuden diaria y puntualmente a su trabajo, realizan con rigurosa eficiencia las tareas que les encomiendan y alcanzan los objetivos que les marca la empresa. 
Juan Genovés

Y además, insisto, además están pendientes de todo lo que concierne a las condiciones laborales en el centro de trabajo, desde el cumplimiento de las normas y derechos, a los planes de prevención y salud laboral o los programas de formación, pasando por los procesos de la promoción interna, las tareas informativas, la convocatoria de asambleas, las movilizaciones... Y atender las consultas y requerimientos personales que les hacen los compañeros y compañeras de trabajo, estén afiliados o no al sindicato.
Marta lleva así algo más de treinta años. Prácticamente desde que comenzó a trabajar. Pero "lo suyo", como dice Darío para referirse cariñosamente a su firme e infatigable compromiso sociopolítico, comenzó cuando era casi una adolescente, en los movimientos cristianos de oposición al franquismo. Más tarde, en la Universidad abandonó, como ella misma dice, su militancia cristiana, pero no su compromiso: "no necesitaba la fe para afirmar los valores que siempre me guiaron y por los que sigo luchando: la justicia, la igualdad, la libertad, la paz... Y por los derechos de la mujer, eso para mí es fundamental", me dice cuando le pregunto por los motivos de aquel cambio.
Desde hace tres o cuatro años, Marta ya no desempeña funciones ni tareas representativas. Pero sigue trabajando a pie de obra. "La verdad -dice- es que pensaba retirarme discretamente de la actividad sindical. Pero el estallido de la crisis y las políticas del Gobierno me hicieron desistir de ese propósito".

Juan Genovés

Y ahí sigue: promoviendo y encabezando movilizaciones y protestas, alentando "la lucha en defensa de todos los logros sociales que hemos conseguido -dice- con el trabajo, la entrega y el esfuerzo de mucha, mucha gente durante muchos, muchos años". 
Quienes sólo conocen su labor sindical no saben que Marta es una empedernida y excelente lectora de novelas. Ha leído buena parte de las obras maestras del género y es una experta en novela española escrita por mujeres. Su debilidad, "además de Javier Marías -como ella misma reconoce- es la novela negra. Y el cine, por supuesto - añade: casi todos los géneros". 
No crean que exagero si les digo que es capaz de recordar al dedillo películas y más películas, con sus repartos incluidos. La tarde que estuvimos preparando esta semblanza terminamos hablando de cine social, de Loach, de Gavras, de Tavernier, de León y Aranoa... De La sal de la tierra, Erich Brockovich, Las mujeres tienen curvas, La voz dormida... y, cómo no, de Norma Rae. "Es un recuerdo imborrable. Para mí, fue una experiencia decisiva".

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