domingo, 3 de febrero de 2013

Estética / Nietzsche


1. Una condición previa
Para que haya arte, para que haya algún hacer y contemplar estéticos, resulta indispensable una condición fisiológica previa: la embriaguez.
Lo esencial en la embriaguez es el sentimiento de plenitud y de intensificación de las fuerzas. De este sentimiento hacemos partícipes a las cosas, las constreñimos a que tomen de nosotros, las violentamos, -idealizar es el nombre que se da a ese proceso.
En este estado uno enriquece todas las cosas con su propia plenitud [...] transforma las cosas hasta que ellas reflejan el poder de él.
Este tener-que–transformar las cosas en algo perfecto es arte
En el arte el hombre se goza a sí mismo como perfección”.

Gustave Caillebotte - Calle de París en un día de lluvia


2. Lo bello
Lo ‘bello en sí’ no es más que una palabra, no es ni siquiera un concepto. En lo bello el hombre se pone a sí mismo como medida de la perfección.
El hombre cree que el mundo está sobrecargado de belleza –olvida que él es la causa de ella. Únicamente él le ha hecho al mundo el regalo de la belleza.
En el fondo el hombre se mira en el espejo de las cosas, considera bello todo aquello que le devuelve su imagen: el juicio ‘bello’ es su vanidad específica.
El hombre ha humanizado el mundo.
Nada es bello, sólo el hombre es bello: sobre esta ingenuidad descansa toda estética, ella es su primera verdad. Añadamos en seguida su segunda verdad: nada es feo, excepto el hombre que degenera, -con esto queda delimitado el reino del juicio estético.
Todo lo feo debilita y acongoja al hombre. Le trae a la memoria decadencia, peligro impotencia.

3. El arte por el arte
Sergio Cerchi: Lluvia
La lucha contra la finalidad en el arte es siempre una lucha contra la tendencia moralizante en el arte, contra su subordinación a la moral. L’art pour l’art quiere decir: ‘¡que el diablo se lleve la moral!’. Pero incluso esa hostilidad delata la prepotencia del prejuicio. Cuando el arte se ha excluido la finalidad de predicar moral y de mejorar al hombre, no se sigue de ello todavía, ni de lejos, que el arte en cuanto tal carezca de finalidad, de meta, de sentido.
¿Qué es lo que todo arte hace? ¿no alaba? ¿no glorifica? ¿no selecciona? ¿no pone de relieve? Con todo eso fortalece o debilita ciertas valoraciones... ¿Es que esto es sólo algo marginal? ¿un azar? ¿algo en lo que el instinto del artista no habría participado en modo alguno? O: ¿no es esto el presupuesto para que el artista pueda...? ¿Tiende su instinto básico hacia el arte, o tiende más bien hacia el sentido del arte, hacia la vida?, ¿hacia un ideal de vida? –El arte es el gran estimulante para vivir: ¿cómo se podría concebirlo como algo carente de finalidad, de meta, como l’art pour l’art? –Todavía queda una pregunta: el arte pone de manifiesto también muchas cosas feas, duras, problemáticas de la vida, ¿no parece con ello quitarnos el gusto por ésta?. 

                     F. Nietzsche: El crepúsculo de los ídolos

No hay comentarios: