A Rogelio Buendía Manzano, poeta joven
¿El Bien y el Mal? ¿Quién sabe su camino...?
El crimen de la abeja se transforma
en miel. En tu anhelar sigue la norma
del instinto, lo único divino
que resta al barro humano. Peregrino
del Ensueño y creyente de la Forma,
comulga con tu espíritu y conforma
el ritmo de tu paso a tu destino.
Armoniza en tu voz, grave y sonora,
los ecos más remotos y diversos,
y al resplandor glorioso de tu aurora,
del aislamiento en la fecunda calma,
talla en la carne viva de tus versos
todo el lírico Olimpo de tu alma.
El crimen de la abeja se transforma
en miel. En tu anhelar sigue la norma
del instinto, lo único divino
que resta al barro humano. Peregrino
del Ensueño y creyente de la Forma,
comulga con tu espíritu y conforma
el ritmo de tu paso a tu destino.
Armoniza en tu voz, grave y sonora,
los ecos más remotos y diversos,
y al resplandor glorioso de tu aurora,
del aislamiento en la fecunda calma,
talla en la carne viva de tus versos
todo el lírico Olimpo de tu alma.
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