sábado, 2 de julio de 2011

Discretos, disconformes, disidentes



Juan Genovés: Alumbramiento


Desde hace algunas semanas en Laramie andamos algo soliviantados. ¿El motivo? La política. Me refiero, naturalmente, al debate político. Ya saben que a nosotros lo que más nos gusta es hablar y hablar, discutir, polemizar sobre todo tipo de asuntos. Y, claro, como últimamente no hay día que la política no nos regale un motivo para cascar, y como además no hemos renunciado a la idea (superstición, según Antonio) de que la política puede y debe ser un empeño noble, aquí nos tienen enredados en dimes y diretes, argumentos y excusas, conjeturas y teorías, que afrontamos con una perseverancia y una tenacidad cuando menos entrañables.
Quienes frecuentan esta Casa ya saben que la gente de Laramie pertenecemos a una tradición discursiva de la que nos sentimos muy orgullosos y a la que por supuesto no vamos a renunciar. Especialmente en momentos como los que estamos viviendo. La duda, la inseguridad, la incertidumbre, incluso el miedo, tienen un buen antídoto en el análisis y la reflexión. (Pero no basta con acudir a la razón, así, a palo seco. Es preciso –aclara rarodeluna– convocar a los sentimientos y dibujar a los lejos un proyecto, una esperanza. Reducida a mero diagnóstico, la razón se parece mucho a una cuenta de resultados.)
¿Los temas que tratamos? Repasen las páginas de los periódicos y se quedarán cortos. Tanto es así que ayer Claudio, que no soporta tanto ruido informativo, propuso que elaboráramos una especie de catálogo o glosario con los asuntos que venimos comentando en las últimas semanas.

Darío (exultante).- Me encanta la idea: elaboremos el top ten geo-socio-político de Laramie. Propongamos cada uno un tema. Yo propongo el binomio inquietante y peligroso Merkel / Sarkozy: mucho más que el desarrollo de la potencia de una suma…
Claudio (visiblemente molesto).- ¿De qué hablas? No es eso a lo que yo me refería…
rarodeluna (a Carlota).- Me parece que tenemos otro episodio Zélig
Claudio.- …Y desde luego no estoy dispuesto a frivolizar sobre estos asuntos.
Darío.- Ni yo tampoco, Claudio. ¿Qué te hace suponer que voy a tomarme en broma lo que está pasando? ¡En absoluto! Lo que yo pretendo es que veamos las cosas desde otro punto de vista…
Claudio.- Ahora no te entiendo.
Darío.- … Para que me entiendas, me parece que tengo que volver al principio. Con tu sorna habitual, has propuesto que elaboremos un catálogo con los asuntos que venimos comentando en las últimas semanas, ¿no?
Claudio.- Sí, algo así.
Darío.- Pues, hagámoslo, Claudio. Elijamos los diez asuntos más relevantes. ¿Estáis de acuerdo? –dice dirigiéndose a todos nosotros, que asentimos, expectantes, con la cabeza–. Eso sí: hay que plantear cada asunto desde una perspectiva distinta a la que suele tratarse habitualmente, aunque sea políticamente incorrecta.
rarodeluna (a Carlota).- Pues no; me parece que no va de Zélig…
Julián.- Darío, ¿por qué no aterrizas de una vez?
Darío.- Vale. Esta es mi propuesta. Es muy sencilla. A ver qué os parece. Tenemos que elegir cuáles han sido las diez palabras clave de estas últimas semanas. Cada uno propone un término y señala a la persona que debe definirla. No es una cuestión académica: se trata de descubrir o desvelar o sencillamente aventurar otro significado de esa palabra. Por ejemplo, yo elijo 15M y señalo a Claudio… 
Claudio.- ¿Cómo? ¿Yo? ¿Quién ha dicho que yo quiero participar en esta ocurrencia de Darío?
Teresa.- Venga, Claudio; estoy deseando saber qué significa 15M para ti…
Claudio.- ¿Y qué importancia tiene eso, Teresa?
Marta.- Para mí la tiene.
Claudio.- Me estáis tendiendo una trampa.
Antonio.- Venga, no te hagas más de rogar, hombre. Mientras tanto, ¿qué os parece si tomamos un espresso ristresso con estos magníficos bombones belgas?
(continuará)

Las cuatro estaciones

Mientras Antonio servía el café y los bombones, y Claudio aliviaba su perplejidad, me he acercado a cada una de las mesitas de las cuatro esquinas del salón y me he quedado con estas propuestas: “Lento pero viene”, de Mario Benedetti, la nueva entrega de la Antología parcial de Julián, miraba al sur; el norte señalaban tres citas de Bataille que Claudio entregó antes de que Darío le complicara la tarde; el catálogo de Construir la revolución, la exposición sobre Arte y Arquitectura en Rusia entre 1915 y 1935, que estará abierta durante todo el verano en CaixaFórum de Madrid, mira naturalmente al este; y una espléndida sorpresa en forma de CD que nos envía un buen amigo y notable artista: catorce bellísimas versiones de la emblemática “Turn! Turn! Turn!” de Pete Seeger, con versos del Eclesiastés. La recuerdan, ¿verdad?:



Todas las cosas tienen su momento,
todas su tiempo bajo el cielo:
su tiempo el nacer,
y su tiempo el morir,
su tiempo plantar
y su tiempo cosechar.
Su tiempo el matar
y su tiempo el sanar;
su tiempo destruir
y su tiempo edificar.
Su tiempo llorar,
y su tiempo reír,
su tiempo lamentar
y su tiempo danzar.
Su tiempo apedrear
y su tiempo coger piedras;
su tiempo abrazarse
y su tiempo separarse.
Su tiempo el buscar
y su tiempo el perder;
su tiempo guardar
y su tiempo derrochar.
Su tiempo el rasgar
y su tiempo el zurcir;
su tiempo el callar
y su tiempo el decir.
Su tiempo el amar
y su tiempo el odiar;
su tiempo guerrear
y su tiempo estar en paz.


Edward Hooper: Sol de la mañana

Les dejo dos de mis versiones preferidas: la The Birds y la que comparten Judy Collins y el propio Seeger.



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