1.
No
puede haber una teoría pedagógica, que implica fines y medios de la acción
educativa, que esté exenta de un concepto de hombre y de mundo. No hay en este
sentido una educación neutra. Si, para unos, el hombre es un ser de la
adaptación al mundo (tomándose al mundo no sólo en el sentido natural, sino
estructural, histórico-cultural), su acción educativa, sus métodos, sus
objetivos estarán adecuados a esta concepción. Si, para otros, el hombre es un
ser de la transformación del mundo, su quehacer educativo sigue otro camino. Si
lo miramos como una "cosa", nuestra acción educativa se precisa en
términos mecanicistas, de lo que resulta cada vez una mayor domesticación del
hombre. Si lo miramos como persona, nuestro quehacer educativo será cada vez
más liberador.
2.
La
concepción humanista y liberadora de la educación jamás dicotomiza el hombre
del mundo... Estimula la creatividad humana. Tiene del saber una visión crítica
... Reconoce al hombre como un ser histórico. Desmitifica la realidad... Lucha
por el hombre-persona, transformador del mundo. Ama la vida en su devenir.
3.
Todo acto educativo es un acto político.
3.
Todo acto educativo es un acto político.
Paulo Freire
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