La cultura
revolucionaria se me parece como una bandada de pájaros volando a cielo
abierto; la bandada es siempre la misma, pero a cada instante su dibujo, el
orden de sus componentes, el ritmo del vuelo van cambiando, la bandada asciende
y desciende, traza sus curvas en el espacio, inventa de continuo un maravilloso
dibujo, lo borra y empieza otro de nuevo, y es siempre la misma bandada y en
esa bandada están los mismos pájaros, y eso a su manera es la cultura de los
pájaros, su júbilo de libertad en la creación, su fiesta continua.
"Discurso
en la recepción de la Orden Rubén Darío" (1983)
*
Frente a ese
trabajo intelectual del enemigo interno y externo, realizado con una destreza
que sería absurdo negar puesto que sus efectos saltan a la vista, ¿estamos hoy
seguros de oponerle en todos los casos un lenguaje político y ético capaz de
transmitir ideas nuevas, de transportar una carga mental en la que la
imaginación, el desafío, y yo diría incluso y necesariamente la poesía y la
belleza, estén presentes como fuerzas positivas e iluminadoras, como
detonadores del pensamiento, como puentes de la reflexión a la acción?
“¡Qué poco
revolucionario suele ser el lenguaje de los revolucionarios!”
Años de alambradas culturales (1984)
Muchos
teóricos marxistas, que parten de la noción de la lucha de clases, tienden a
considerar que los únicos escritores revolucionarios son aquellos que
pertenecen plenamente a la clase oprimida o que han roto con su propia clase
burguesa o pequeñoburguesa para sumarse a sus filas; consideran también que un
escritor como yo, que por origen y que por evolución cultural pertenece a la
pequeña burguesía, es solamente un compañero de ruta (...) Frente a eso, y
desde un principio, yo opté por aceptar una situación que me parece
prácticamente fatal a esta altura de la evolución geopolítica de nuestros
países y comprometerme en la lucha de un futuro socialista en América Latina
sin renunciar por ello lo que me es natural y conocido, un sistema de valores culturales
que ha hecho de mí lo que soy como escritor, y sobre todo a un individualismo
sin duda criticable en el plano de la militancia activa, pero que en el plano
de la creación literaria no ha podido ser reemplazado hasta ahora por ninguna
identificación colectiva, por ningún trabajo de equipo o sumisión a una línea
de orientación basada en criterios políticos.
Obra crítica, 3 (1994)
*
“Entonces,
el poema.../ ¿Poema? Oh no, oh no./Fíjese qué lástima, pensar que iba tan bien
hasta hace unos años, a pesar de ciertos excesos verbales, y ahora así, de
golpe.../debe ser el oro de Moscú, a menos que sean dólares de la CIA, que
también pagó a Cohn-Bendint/ insultar a la poesía, esa cosa tan delicada/ Con
rima y ritmo/Con metáforas/Con muchísimos sauces/Igual que esos concretos,
dígame un poco, que le hacen poemas con figuritas y pedazos de palabras todo
pegado/ la poesía es como un aire suave de pausados giros y no debe rozar para
nada la política (. . .) ¿habrá de
repetir, profesor papalito Zeta, que la literatura no es terreno privilegiado en
el sentido escapista que tanto conviene y adorna? Biafra y el erotismo, los
chorros de napalm y los Juegos Venecianos de Lutoslavski: la poesía sigue
siendo la mejor posibilidad humana de operar un encuentro que nadie describió
mejor que Lautréamont y que puede hacer del hombre el laboratorio central de
donde alguna vez saldrá definitivamente humano, a menos que antes no nos
hayamos ido todos al quinto carajo”
“Noticias
del mes de mayo”, en Último Round (1999)
Yo asistí en
Francia a la cosa patética de ver a los obreros de la Renault y la Citroen
imposibilitados de dialogar con los estudiantes. Los obreros, después de 40
años de luchas sindicales, los miraban y decían: ‘Ustedes son unos hijitos de
papá...muy revolucionarios, pero cuando se reciban de médicos o abogados se
pondrán frente a nosotros, ya lo sabemos’. Eso es terrible. Aquí puede pasar lo
mismo si los jóvenes, si los intelectuales y los que se van a recibir de médicos
y abogados, que están ahora de una manera u otra con esa apertura del gobierno,
no hacen una revisión de sus propias posiciones y se largan a la calle en otro
plano. En el plano del verdadero
contacto.
Declaraciones
a la revista Crisis (1973)
Véase: Nilda Susana
Redondo: "Arte, literatura y política en Julio
Cortázar". Razón y revolución
nº 17 (2007)
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