Martín Adán. Caricatura de Luis Armas |
Una calle desierta como lo es una ola
Y un uno que se ahoga contándose palabras.
¿No es así, Rubén? ¿O será como cabras
Y cabros que se comen de una sola amapola?
¿O de otra flor de allá, salvaje, eterna, sola
O del propio cadáver que, sudando, te labras
O del humano único de la puerta que no abras,
O de la bestia horrenda que se lame la cola?
¡Sí, tú me lo dijiste, Rubén, y yo lo digo,
De la calle perfecta, desierta, de conmigo,
Donde todas las veces se huyeron a mi paso!
No te toco, Rubén, pero te sé aquí mismo,
Aquí mismo, Rubén, horizonte de abismo.
La Luz es otro abismo, Rubén, más ciego acaso...
Martín Adán: Mi Darío (1967)
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