domingo, 18 de marzo de 2012

Antología parcial / 46





                       Un arte de la vida

Vivir sin hacer nada. Cuidar lo que no importa,
tu corbata de tarde, la carta que le escribes
a un amigo, la opinión sobre un lienzo, que dirás
en la charla, pero que no tendrás el torpe gusto
de pretender escrita. Beber, que es un placer efímero.
Amar el sol y desear veranos, y el invierno
lentísimo que invita a la nostalgia (¿de dónde
esa nostalgia?). Salir todas las noches, arreglarte
el foulard con cariño esmerado ante el espejo,
embriagarte en belleza cuanto puedas, perseguir
y anhelar jóvenes cuerpos, llanuras prodigiosas,
todo el mundo que cabe en tantas euritmia.
Dejar de amanecida tan fantásticos lechos,
y olerte las manos mientras buscas taxi, gozando
en la memoria, porque hablan de vellos y delicias
y escondidos lugares, y perfumes sin nombre,
dulces como los cuerpos. ¡Qué frío amanecer entonces,
qué triste es, qué bello! Las sábanas te acogerán
después, un tanto yermas, y esperarás el sueño.
Del día que vendrá no sabes nada. (No consultas
oráculos.) Te quemarán hastíos y emociones,
tertulias y bellezas, las rosas de un banquete
suntuario, y las viejas callejas, donde se siente
todo, en el verano, como un aroma intenso.
Vivir sin hacer nada. Cuidar lo que no importa.
Y si todo va mal, si al final todo es duro,
como Verlaine, saber ser el rey de un palacio 
                                                                   [de invierno.

Luis Antonio de Villena: Hymnica (1979)


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Uno de los mejores poemas de su autor. Muy bien escogido porque sintetiza toda una corriente de finales de siglo XX, que enlaza con la de finales del XIX: el decadentismo. Villena tiene textos de primera línea, como éste que aquí seleccionáis, donde brilla la estética y sin embargo hay también un fondo moral y hasta una guía vital. "Cuidar lo que no importa" es muchas veces cuidar lo más importante. Y "saber ser el rey de un palacio de invierno" es un consejo duro pero también ajustado al paso del tiempo y sus amenazas. En fin, una buena elección. Enhorabuena.
José Luis

José Ignacio Montoto dijo...

Viene como anillo al dedo, por todo lo que apunta José Luis y porque en estos tiempos, donde la amoralidad aflora en muchos rincones de nuestra sociedad, se hace necesario sacar a la palestra poemas como éste. Muchas gracias por compartirlo.

Ismael Cabezas dijo...

Frente a las oscuras y viejas tradiciones judeocristianas, el hedonismo, el ser libre para la libertad. Es uno de los poemas de Luis Antonio de Villena que más identifico conmigo mismo, porque cuidar lo que no importa, es afirmar aquello que nos identifica, lo que nos define como individuos libres, las pequeñas cosas, que nos hacen, al fin, más humanos.

Federico Abad dijo...

Mis lecturas de Villena, como de casi todos los poetas contemporáneos, son escasas. No puedo decir que habría sido mejor elegir otro, pero sí concuerdo con José Luis, Nacho e Ismael en que Un arte de la vida es un excelente poema, y no solo por sus bondades rítmicas o sus imágenes, sino porque logra plasmar una ética nada altisonante, ni pretende sentar cátedra, ni es doliente ni cae en tantos otros defectos en los que caemos los demás. Una ética, sí, pero con la suficiente levedad (Italo Calvino) para ser moderna. Un poema, en suma, tan habitable como su propio discurso.