La
pobreza constituye un factor compensatorio de gran importancia, tal vez fundamental,
en la reproducción y reforzamiento del orden existente. El ver a los pobres
mantiene a los no pobres a raya y a distancia. Les apremia a tolerar o soportar
con resignación la imparable flexibilización del mundo y la creciente
precariedad de su condición.
La
economía política de la incertidumbre, impuesta por los poderes
extraterritoriales de las finanzas, el capital y el comercio, incluye como uno
de sus ingredientes indispensables, la presentación del 'problema de los
pobres', bien como una cuestión de ley y orden, bien como objeto de preocupación
humanitaria, y nada más.
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Juan Genovés: Hombre solo |
Hay que
tener más miedo a la certidumbre de la pobreza que a la incertidumbre del
mantenimiento del empleo. Los empleos que todavía existen no están fortificados
contra los imprevisibles azares del futuro. La 'economía política de la inseguridad'
se ha asegurado de que las defensas ortodoxas del empleo hayan sido
desmanteladas y las tropas que las guarnecían hayan sido dispersadas. El
trabajo se ha hecho 'flexible', que, dicho sin florituras, significa que al
empleador le es fácil despedir a los empleados a voluntad y sin compensación y
que la acción sindical solidaria -y eficaz- en defensa de los despedidos
injustamente parece cada vez más una quimera.
'Flexibilidad'
significa además negación de la seguridad: un número creciente de empleos son a
tiempo parcial o a plazo fijo, la mayoría de los contratos son 'renovables' a
intervalos lo suficientemente frecuentes como para impedir que los derechos a
una relativa estabilidad adquieran fuerza.
La
economía política de la incertidumbre, cuyos principios se recogen en el
tristemente célebre "Acuerdo Multilateral sobre la Inversión",
en las restricciones que impuso sobre la
libertad de los gobiernos para limitar la libertad de movimiento del capital,
se reduce en lo esencial a la prohibición de unas normas y regulaciones
políticamente establecidas y garantizadas y al desarme de las instituciones y
asociaciones de defensa que se interponían en el camino del capital y las
finanzas.
El
orden mundial existente se funda en la existencia de la pobreza y en el miedo
ambiente que hace desdichada la vida de todos los demás. Karl Marx dijo una vez
que los trabajadores no pueden liberarse sin liberar al resto de la sociedad.
Ahora se podría decir que el resto de la
sociedad no puede liberarse de su miedo ambiente y de su impotencia a menos que
su parte más pobre sea liberada de su penuria.
Zygmunt
Bauman
(Fragmentos
de "Usos de la pobreza", uno de los capítulos de La sociedad individualizada, Cátedra 2001. Remitidos por Antonio,
"para Marta")
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