sábado, 15 de junio de 2013

Cortázar / Literatura y política




La cultura revolucionaria se me parece como una bandada de pájaros volando a cielo abierto; la bandada es siempre la misma, pero a cada instante su dibujo, el orden de sus componentes, el ritmo del vuelo van cambiando, la bandada asciende y desciende, traza sus curvas en el espacio, inventa de continuo un maravilloso dibujo, lo borra y empieza otro de nuevo, y es siempre la misma bandada y en esa bandada están los mismos pájaros, y eso a su manera es la cultura de los pájaros, su júbilo de libertad en la creación, su fiesta continua.
"Discurso en la recepción de la Orden Rubén Darío" (1983)

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Frente a ese trabajo intelectual del enemigo interno y externo, realizado con una destreza que sería absurdo negar puesto que sus efectos saltan a la vista, ¿estamos hoy seguros de oponerle en todos los casos un lenguaje político y ético capaz de transmitir ideas nuevas, de transportar una carga mental en la que la imaginación, el desafío, y yo diría incluso y necesariamente la poesía y la belleza, estén presentes como fuerzas positivas e iluminadoras, como detonadores del pensamiento, como puentes de la reflexión a la acción?
“¡Qué poco revolucionario suele ser el lenguaje de los revolucionarios!” 
Años de alambradas culturales (1984)


Muchos teóricos marxistas, que parten de la noción de la lucha de clases, tienden a considerar que los únicos escritores revolucionarios son aquellos que pertenecen plenamente a la clase oprimida o que han roto con su propia clase burguesa o pequeñoburguesa para sumarse a sus filas; consideran también que un escritor como yo, que por origen y que por evolución cultural pertenece a la pequeña burguesía, es solamente un compañero de ruta (...) Frente a eso, y desde un principio, yo opté por aceptar una situación que me parece prácticamente fatal a esta altura de la evolución geopolítica de nuestros países y comprometerme en la lucha de un futuro socialista en América Latina sin renunciar por ello lo que me es natural y conocido, un sistema de valores culturales que ha hecho de mí lo que soy como escritor, y sobre todo a un individualismo sin duda criticable en el plano de la militancia activa, pero que en el plano de la creación literaria no ha podido ser reemplazado hasta ahora por ninguna identificación colectiva, por ningún trabajo de equipo o sumisión a una línea de orientación basada en criterios políticos.
Obra crítica, 3 (1994)

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“Entonces, el poema.../ ¿Poema? Oh no, oh no./Fíjese qué lástima, pensar que iba tan bien hasta hace unos años, a pesar de ciertos excesos verbales, y ahora así, de golpe.../debe ser el oro de Moscú, a menos que sean dólares de la CIA, que también pagó a Cohn-Bendint/ insultar a la poesía, esa cosa tan delicada/ Con rima y ritmo/Con metáforas/Con muchísimos sauces/Igual que esos concretos, dígame un poco, que le hacen poemas con figuritas y pedazos de palabras todo pegado/ la poesía es como un aire suave de pausados giros y no debe rozar para nada la política (. . .)  ¿habrá de repetir, profesor papalito Zeta, que la literatura no es terreno privilegiado en el sentido escapista que tanto conviene y adorna? Biafra y el erotismo, los chorros de napalm y los Juegos Venecianos de Lutoslavski: la poesía sigue siendo la mejor posibilidad humana de operar un encuentro que nadie describió mejor que Lautréamont y que puede hacer del hombre el laboratorio central de donde alguna vez saldrá definitivamente humano, a menos que antes no nos hayamos ido todos al quinto carajo”
“Noticias del mes de mayo”, en Último Round (1999)


Yo asistí en Francia a la cosa patética de ver a los obreros de la Renault y la Citroen imposibilitados de dialogar con los estudiantes. Los obreros, después de 40 años de luchas sindicales, los miraban y decían: ‘Ustedes son unos hijitos de papá...muy revolucionarios, pero cuando se reciban de médicos o abogados se pondrán frente a nosotros, ya lo sabemos’. Eso es terrible. Aquí puede pasar lo mismo si los jóvenes, si los intelectuales y los que se van a recibir de médicos y abogados, que están ahora de una manera u otra con esa apertura del gobierno, no hacen una revisión de sus propias posiciones y se largan a la calle en otro plano. En el plano del verdadero contacto.
Declaraciones a la revista Crisis (1973)

Véase: Nilda Susana Redondo: "Arte, literatura y política en Julio Cortázar". Razón y revolución nº 17 (2007)

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