domingo, 9 de junio de 2013

Lo que está pasando



  Ya saben que lo que más nos gusta a quienes nos reunimos en Laramie es hablar: charlar, conversar, dialogar, debatir, discutir... Como dijo María Zambrano, por la palabra nos hacemos libres, libres del momento, de la circunstancia asediante e instantánea. 
Esteban Vicente: June day
Ningún tema está vedado. Hablamos de los asuntos más dispares: de todo aquello que, en mayor o menor grado, nos interesa porque de uno u otro modo nos preocupa. No hay orden del día ni guión previo.  Y aunque a veces nos ponemos estupendos, como se suele decir, nunca llega la sangre al río. Como este pasado fin de semana, sin ir más lejos... 
- ¿Qué opinas de lo que está pasando, Claudio?
- ¿Qué es lo que está pasando?
- Sabes perfectamente a lo que me refiero.
- No, Carlota, no lo sé. Están pasando muchas cosas. Algunas ocupan las primeras páginas de los periódicos, otras encuentran un hueco en las páginas interiores, la gran mayoría quedan confinadas al anonimato...
- Me estás tomando el pelo, ¿verdad?
- En absoluto. Lo que trato de decirte es que tu pregunta es imprecisa, demasiado genérica y...
- ¡Venga ya! No te pongas estupendo, Claudio. Tú sabes perfectamente de lo que estoy hablando...
- Lo que yo sé es que cada día somos más descuidados y menos exigentes en el uso de la lengua. Y que esa indolencia expresiva daña nuestro discurso y banaliza la conversación.
- Me parece que me estoy perdiendo.
- Lo que está pasando... Es un cliché. ¿No te das cuenta...?
- Es una forma de hablar que todo el mundo entiende...
- ¿Ves? Todo el mundo... ¿Y quién es todo el mundo?
- Vale, Claudio: me rindo.
Ellworth Kelly: Blue Green Red
- No, Carlota; no se trata de eso. Lo que ocurre es que ese tipo de preguntas favorece la confusión y lo que necesitamos es justamente lo contrario: precisión, claridad...
- La cosa es muy sencilla, Claudio: por qué no respondes a la pregunta que te he hecho.
- Te estoy respondiendo, Carlota. Lo primero es justamente lo que acabo de decirte: lo que está pasando es que, al amparo de la palabra crisis, lo mezclamos todo, todo lo ponemos al mismo nivel; no delimitamos ni jerarquizamos los problemas. Y esto no sólo alimenta la confusión sino que además aviva la sensación de rabia e impotencia.
- (Interviene Teresa) A eso contribuyen sistemáticamente los medios de comunicación...
- En efecto -responde Claudio. Nos dejamos llevar por el impacto, la pulsión mediática, que abona el campo de las emociones y entorpece el tránsito de los argumentos. En el totum revolutum, el cabreo prevalece sobre el razonamiento.
Y eso favorece al status, al poder realmente existente.
Y está pasando también -continua Claudio- que ese poder, a quien nadie controla, aprovecha la crisis económica -que él mismo ha generado- para derribar, destruir, asolar logros y conquistas sociales. En sus manos, la crisis es el instrumento de una estrategia política que alienta el resentimiento y la intolerancia, que favorece la desigualdad y la injusticia, que erosiona la democracia y desactiva la libertad.
- Está claro -dice Julián- que el objetivo de la derecha es acabar con el Estado social.
- Me imagino a los pelotas y sicarios de Bruselas - comenta Marta con un deje de amargura- cantando aquello de "se acabó la diversión / llegó Ángela Merkel / y mandó a parar..."
- [Darío, interrumpiéndola] No fastidies, Marta. No mezcles a Carlos Puebla y a Fidel con la Merkel...
- Es una broma triste -aclara Marta.
- Pues a mí, ni como broma -le responde Darío.
- Vale.
- [Antonio] Prosigue, Claudio, por favor.

Felix Kube: Tela

- Lo que está pasando es que el capital está fuera de todo control. El dinero se mueve a su antojo, va y viene, entra y sale, sin otro móvil y objetivo que no sea la especulación, el rédito y el beneficio. Y ocurre que quienes nos gobiernan se comportan más como gestores de esos intereses que como representantes de los ciudadanos. Actúan como si no tuvieran responsabilidad alguna en lo que está pasando. ¿No has visto cómo bromean y se ríen cuando están reunidos? Solidarios en su ineptitud y cómplices en su desvergüenza, estos lacayos del capital reservan su severidad y su rigor para los más débiles, para los más indefensos...
- [rarodeluna] Está claro, ¿no?: los parados y los pobres, ¡que se jodan! 
- [Darío] Y por qué soportamos a esa charpa de canallas engreídos, de gamberros con corbata.
- El problema no termina ahí -continúa Claudio. Pues pasa también que la izquierda (partidos, sindicatos, intelectuales, grupos sociales...) no sabe qué hacer. Se muestra dubitativa, inconstante, insegura, perpleja: sin iniciativa y sin ideas, sin arrojo y sin imaginación. No tiene discurso y cuando juega lo hace siempre a la defensiva.
- Supongo -dice Carlota- que te refieres a la izquierda institucional...
- Especialmente a esa izquierda, sí, por la relevancia que tiene -le responde Claudio-, pero me refiero a toda izquierda.
- Ahora eres tú -dice Carlota- quien favorece la confusión.
- ¿Por qué?
- Porque mezclas los partidos y sindicatos oficiales...
- ¿Oficiales? (Interviene Marta)
- ... con los movimientos de base, con las alternativas al sistema...
- (Marta) Por favor, Carlota, aclárame qué es eso de "oficiales".

                                                                               (Continuará)


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