Nada
humilla más que la pobreza y no hay pobreza que humille más que la que se
padece en medio de gente inclinada al enriquecimiento rápido, acelerado. [...]
La
pobreza no es una humillación más entre otras muchas que tienen un origen
social. Su singularidad no se deriva simplemente del hecho de que sea la más
dolorosa y la que produce mayor sufrimiento a sus víctimas, sino de su
condición de 'meta-humillación', un suelo en el que prosperan todo tipo de
indignidades, un trampolín desde el cual se lanza la 'humillación múltiple'.
Y las
desenfrenadas fuerzas del mercado, precisamente por esa falta de freno, no
pueden sino propagar una gran cantidad de pobreza, aumentando indefinidamente
el número de empobrecidos. Una vez liberadas también contribuyen a empujar a
los pobres, más y más hacia el precipicio del fondo de la indignidad, a medida
que el resto trepa a nuevas cimas de opulencia.
Zygmunt
Bauman
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