La ignorancia –socráticamente hablando– no está mal vista en Laramie. Al contrario, aquí no sólo se admite sino que se estimula el uso de enunciados del tipo de no lo sé, quién es, no lo conozco, no he oído hablar de eso en mi vida, no lo he leído, nunca estuve allí… Nadie tiene que aparentar lo que no es ni está obligado a ocultar su ignorancia, de la que por otra parte no tiene por qué avergonzarse, tan sólo remediarla.
Portadas de Babelia |
Filosofía y democracia
Por eso, cuando Carlota preguntó si habíamos leído la reseña de Público a propósito de un libro en el que un grupo de filósofos opinan sobre el estado de la democracia y comenzó a decir sus nombres, en el caso de los franceses a algunos se nos puso una cara de ignorantes sin excusa. ¿Pero ni siquiera conocéis a Agamben, a Zizek…?, preguntó alarmada Carlota. Bueno, a esos sí, pero no son franceses…, repuso Julián.
Eso tiene fácil remedio: acudid al oráculo –dijo Claudio, señalando la esquina del salón donde está instalado un ordenador–, entrad en la casa del que todo lo sabe (así llama él a Google) y preguntadle a su profeta (esto es, Wikipedia). En unos segundos tendréis una respuesta que aliviará vuestra ignorancia, sin remediarla, claro. Pero os sentiréis bien.
Así comenzó el encuentro del pasado sábado, uno de los más movidos de las últimas semanas. Como si quisieran ratificar lo que les conté la semana pasada, todo el mundo tenía ganas de hablar. Y se habló de tantas cosas y se trataron tantos temas que posiblemente no seré capaz de recoger en las líneas de que dispongo todo lo que allí se dijo. Lo intentaré, aunque no sea en el orden en que se sucedieron los hechos. Pero eso no importa demasiado, ¿verdad?
Escépticos, reformistas y maximalistas
Marta volvió a insistir en la necesidad de hacer algo ante la actitud “beligerante, intransigente y reaccionaria de Ratzinger, empeñado en una auténtica cruzada contra la educación sexual en Europa”. “Más le valdría aclarar de una vez por todas la trama de las finanzas vaticanas”, dijo rarodeluna, sumándose a la propuesta de Marta, a la vez que nos informaba de la nueva iniciativa de Anonymous: la “Operación Goya”, convocada para el 13 de febrero coincidiendo con la Gala anual del cines español.
En esto no hubo acuerdo. Nadie discutía la libertad de expresión de este u otros colectivos. Pero unos manifestaron sentirse incómodos ante esas máscaras, ante la ambigüedad de su comparecencia pública; mientras que otros sostenían que eso precisamente, el anonimato le confería sentido y fuerza a la iniciativa.
Como suele ser habitual, el asunto abrió la espita del debate entre escépticos, reformistas y maximalistas –utilizo los términos que se aplican unos a otros en la refriega dialéctica: se habló de la gradual y sistemática erosión del Estado del bienestar; de la inadmisible complicidad de la izquierda institucional con las políticas neoliberales y de la desorientada perplejidad de la izquierda social que –según Darío– no sólo está desmovilizada sino que además parece resignada ante el cacareado triunfo electoral de la derecha… Que conste –dijo Claudio, que hasta ese momento había guardado silencio–: yo no me resigno. Por cierto –preguntó Darío–, ¿habéis visto el último Suelto de Pedro?
Jean Middlenton |
A partir de ese momento todo fueron sugerencias y propuestas cruzadas: no hubo consenso sobre la decisión del gobierno francés de excluir a Louis-Ferdinand Céline de las celebraciones oficiales con motivo del cincuenta aniversario de su muerte, “por haber puesto su pluma a disposición de una ideologías repugnante, la del antisemitismo”. Tampoco lo hubo con el presunto canon de Babelia. ¿No crees que se han pasado los de El País?, le preguntó Carlota a Julián. ¡Y tanto! –asintió con vehemencia rarodeluna que andaba algo despistado– ¡Como que Prisa ha despedido a 2.500 trabajadores!
En lo que sí hubo consenso fue en el brindis que propusieron Teresa, Marta y Carlota en recuerdo de Jean Middleton, una comunista sudafricana que luchó con Mandela por la libertad y la justicia y contra el ‘apartheid’.
Teresa recomendó que viéramos un vídeo de AttacTV que recoge fragmentos de la conferencia pronunciada por Arcadi Oliveres, profesor de la UAB, en un ciclo de la Federación de Asociaciones de Inmigrantes del Vallés.
Antonio nos regaló a cada uno una postal: si vais a Sevilla, dijo, no os olvidéis de visitar La Carbonería. Y añadió: escuchad con atención a Paco Lira cuando os cuente cómo una taberna se ha convertido en un lugar de encuentro de las más diversas expresiones artísticas, musicales y literarias.
Cuando nos íbamos, Claudio me entregó un sobre con dos citas sobre Rimbaud, “para avivar el debate sobre raros, malditos y asimilados. Buenas noches y que descanses”.
1 comentario:
Me gustaría saber por qué nadie responde a las provocaciones del profesor Oliveres.
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