"Estamos
sufriendo en este momento un fuerte ataque de pesimismo económico. Es muy corriente escuchar a la gente decir que la
época de enorme progreso económico que caracterizó el siglo XIX ha pasado para
siempre; que la rápida mejora del nivel de vida está ahora haciéndose más lenta
[...]; que una disminución de la prosperidad es más probable que una mejora en
la década que tenemos ante nosotros.
Creo que
esta es una interpretación tremendamente equivocada de lo que nos está
sucediendo. Estamos sufriendo no el reumatismo de la vejez, sino los dolores crecientes
que acompañan a los cambios excesivamente rápidos, el dolor del reajuste de un
período económico a otro. El aumento de la eficiencia técnica ha tenido lugar con
mayor velocidad que la que desarrollamos para tratar nuestros problemas de
absorción de trabajo. La mejora del nivel de vida ha sido un poco demasiado
rápida; el sistema bancario y monetario del mundo ha estado impidiendo que el
tipo de interés disminuya con la rapidez necesaria para alcanzar el equilibrio
[...]
Guido Mandozzi |
La depresión
mundial reinante, la enorme anomalía del desempleo en un mundo lleno de necesidades,
los desastrosos errores que hemos cometido nos ciegan para ver lo que está pasando
bajo la superficie y nos impiden alcanzar la verdadera interpretación. de la
tendencia de los hechos. Basándome en ellos me atrevo a predecir que los dos errores opuestos del pesimismo que
ahora hacen mucho ruido en el mundo se demostrarán equivocados en nuestro tiempo:
el pesimismo de los revolucionarios que piensan que las cosas están tan mal que
no nos puede salvar más que un cambio violento, y el pesimismo de los
reaccionarios que consideran tan precario el equilibrio de nuestra vida
económica y social que piensan que no debemos correr el riesgo de hacer experimentos.
[...]
Cuando la
acumulación de riqueza ya no sea de gran importancia social, habrá grandes
cambios en el código de la moral. Podremos librarnos de muchos de los
principios pseudomorales que han pesado durante doscientos años sobre nosotros,
siguiendo los cuales hemos exaltado algunas de las más desagradables cualidades
humanas, colocándolas en la posición de las virtudes más altas. Podremos
permitirnos el atrevimiento de dar al dinero su verdadero valor. El amor al
dinero como posesión, a diferencia del amor al dinero como un medio para gozar
de los placeres y realidades de la vida, será reconocido por lo que es: una
morbosidad algo repugnante [...]
Blu |
Todas las costumbres sociales y las prácticas
económicas que afecten a la distribución de la riqueza y de las recompensas y
las sanciones económicas, que ahora mantenemos a toda costa [...] porque son
tremendamente útiles para promover la acumulación de capital, serán desechadas
por fin porque entonces seremos libres de hacerlo.
Por
supuesto, todavía habrá mucha gente insatisfecha que perseguirá ciegamente la
riqueza [...] Pero el resto de nosotros ya no tendrá ninguna obligación de
aplaudirles y animarles.
[...]
Pienso con
ilusión en los días no muy lejanos del mayor cambio que nunca se haya producido
en el entorno material de la vida para los seres humanos. Por supuesto, todo
ocurrirá gradualmente, no como un catástrofe. De hecho, ya ha comenzado. Los
acontecimientos se desarrollarán sencillamente en el sentido de que habrá
clases y grupos mayores de personas en los que los problemas de la necesidad
económica prácticamente habrán sido eliminados [...]
El ritmo con
que podemos llegar a nuestro destino de felicidad económica será regido por
cuatro cosas: nuestro poder para controlar la población, nuestra determinación
para evitar las guerras y las desavenencias civiles, nuestra disposición a
confiar a la ciencia la dirección de los
asuntos que son propios de la misma, y la tasa de acumulación fijada por la
diferencia entre nuestra producción y nuestro consumo; de las cuales, la última
fácilmente se resolverá por sí misma, dadas las tres primeras [...]".
John Maynard Keynes: Las posibilidades económicas de nuestros nietos (1930)
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