Hace siete
u ocho años, Phillip Blom publicó Encyclopèdie,
un excelente relato de cómo se gestó y se elaboró la que sin duda es una de las grandes obras del siglo XVIII y
desde luego todo un símbolo del espíritu ilustrado.
Con la
pericia documental del historiador y la destreza narrativa del novelista (el
autor alemán ejerce ambos oficios), Blom reconstruye aquella extraordinaria,
apasionante aventura desde que en 1747 el editor André Le Breton les encarga a
Diderot y a d´Alambert la edición de una
enciclopedia hasta que en 1780, y después de sortear toda clase de obstáculos y
dificultades, se da por concluida la enciclopedia por antonomasia, el Diccionario
razonado de las ciencias, las artes y los oficios.
Fue un
auténtico acontecimiento; el más significativo de toda la historia intelectual
de la Ilustración, dice Blom: frente a
la ortodoxia y el dogma, la intolerancia y el oscurantismo, la Enciclopedia mostraba una nueva actitud
ante la ciencia y el conocimiento, una nueva visión del mundo y de la vida, que
presagiaba el triunfo de la Revolución y el profundo cambio que se producirá en
los dos siglos siguientes.
Pero Encyclopèdie es
también la historia de las amistades, de los encuentros y desencuentros, de las
rivalidades y las desavenencias personales de aquel grupo excepcional de
intelectuales que, con Diderot al frente, hizo posible esta obra. De hecho, a
Blom no le interesa tanto profundizar en el debate de las ideas como describir
la peripecia vital de esa "gente fascinante, contradictoria, difícil, admirable y
despreciable al mismo tiempo".
Chez d'
Holbach
En Gente peligrosa, su ensayo más reciente,
Phillip Blom regresa al Paris de la Encyclopèdie
para reencontrarse con dos hombres que contribuyeron al profundo cambio que se
produce en la Europa del Setecientos, pero "perdieron la batalla de la
posteridad": Denis Diderot, reducido
a su papel de editor, de recopilador de artículos e ideas ajenas; y el barón Paul Henri
Thiry d´Holbach, recordado apenas como anfitrión de las mentes más brillantes
del siglo a quienes recibía y agasajaba en su afamado salón.
Blom
reivindica la frescura, la originalidad y si cabe la heterodoxia del
pensamiento de Diderot; y la entidad de la obra de d´Holbach, autor de los
primeros libros ateos desde la Antigüedad. Dos inconformistas, que alentaron
ideas revolucionarias, que escribieron y publicaron libros subversivos y que
imaginaron un mundo -dice Blom- en el que "mujeres y hombres ya no
vivirían oprimidos por el miedo y la ignorancia que infundía la religión, y cada
cual podría vivir su vida plenamente". Y añade: "pero antes de que
esa visión paradisíaca y remota se hiciese realidad, había que derrotar a los
enemigos de la razón y el deseo". Lo dicho: gente peligrosa.
Blom
sigue la pista de estos dos radicales olvidados de la Ilustración Europea,
visitando los lugares que conocieron, las casas donde vivieron, los amigos que
frecuentaron, evocando las largas veladas en aquellos salones parisienses donde
se ofrecía a los asistentes la posibilidad de hablar, de escuchar..., como chez d´Holbach, auténtico epicentro del radicalismo ilustrado.
En la
línea de Encyclopedie, del que es si
no continuación, complementario, Gente
peligrosa es -como dice Jordi Corominas- un ensayo exigente que puede
leerse casi como una novela.
Carlota
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