A un viejo poeta
Caminas por el campo de Castilla
y casi no lo ves. Un intrincado
versículo de Juan es tu cuidado
y apenas reparaste en la amarilla
y casi no lo ves. Un intrincado
versículo de Juan es tu cuidado
y apenas reparaste en la amarilla
puesta del sol. La vaga luz delira
y en el confín del Este se dilata
esa luna de escarnio y de escarlata
que es acaso el espejo de la Ira.
y en el confín del Este se dilata
esa luna de escarnio y de escarlata
que es acaso el espejo de la Ira.
Alzas los ojos y la miras. Una
memoria de algo que fue tuyo empieza
y se apaga. La pálida cabeza
memoria de algo que fue tuyo empieza
y se apaga. La pálida cabeza
bajas y sigues caminando triste,
sin recordar el verso que escribiste:
Y su epitafio la sangrienta luna.
sin recordar el verso que escribiste:
Y su epitafio la sangrienta luna.
Jorge Luis Borges: El hacedor (1960)
2 comentarios:
¿Sabéis que el viejo poeta al que alude Borges es Quevedo? ¿Sabéis que hay quienes se entretienen mientras tanto preparando el 450 aniversario del nacimiento de Góngora?
¿Y qué tiene que ver una cosa con otra?
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