viernes, 6 de abril de 2012

Antología parcial / 48





                              Espejo


      Hay una noche,
      un tiempo hueco, sin testigos,
      una noche de uñas y silencio,
      páramo sin orillas,
      isla de yelo entre los días;
      una noche sin nadie
      sino su soledad multiplicada.

      Se regresa de unos labios
      nocturnos, fluviales,
      lentas orillas de coral y savia,
      de un deseo, erguido
      como la flor bajo la lluvia, insomne
      collar de fuego al cuello de la noche,
      o se regresa de uno mismo a uno mismo,
      y entre espejos impávidos un rostro
      me repite a mi rostro, un rostro
      que enmascara a mi rostro.

      Frente a los juegos fatuos del espejo
      mi ser es pira y es ceniza,
      respira y es ceniza,
      y ardo y me quemo y resplandezco y miento
      un yo que empuña, muerto,
      una daga de humo que le finge
      la evidencia de sangre de la herida,
      y un yo, mi yo penúltimo,
      que sólo pide olvido, sombra, nada,
      final mentira que lo enciende y quema.

      De una máscara a otra
      hay siempre un yo penúltimo que pide.
      Y me hundo en mí mismo y no me toco.

      Octavio Paz: Libertad bajo palabra (1949)


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