Los pesimistas se reclutan entre los ex esperanzados, puesto que
para tener una visión negra del mundo hay que haber creído antes en él y en sus
posibilidades. Y todavía resulta más curioso y paradojal que los pesimistas,
una vez que resultaron desilusionados, no son constantes y sistemáticamente
desesperanzados, sino que, en cierto modo, parecen dispuestos a renovar su
esperanza a cada instante aunque lo disimulen debajo de su negra envoltura de
amargados universales, en virtud de una suerte de pudor metafísico; como si el
pesimismo, para mantenerse fuerte y siempre vigoroso, necesitase de vez en
cuando un nuevo impulso producido por una nueva y brutal desilusión.
Ernesto
Sábato
La realidad cotidiana nos dice que no podemos ser optimistas, y yo
no lo soy, pero definitivamente sólo los pesimistas pueden cambiar el mundo.
José
Saramago
La idea
de un hombre carente de toda esperanza es inconcebible.
Elías Canetti
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