viernes, 23 de septiembre de 2011

Primer encuentro

Una casa de paso era un tipo de casa de vecinos con dos puertas y una calle interior o gran patio por donde podían transitar libremente las personas, que elegían ese camino para cruzar grandes manzanas sin necesidad de rodearlas. Construidas en terrenos cedidos por el Ayuntamiento con aquella condición, en la ciudad donde nací las casas de paso fueron en el pasado un singular espacio de encuentro y convivencia entre inquilinos y transeúntes.
Salvo el nombre, ésta que hoy abre sus puertas tiene muy poco que ver con aquéllas. De hecho no es en realidad una casa, sino un establecimiento singular regentado por Antonio, una persona no menos singular, y frecuentado por quienes desde hace diez años han convertido Laramie –que así se llama el lugar– en su segunda casa: Claudio, Julián, Teresa, Darío, rarodeluna, Marta, Pedro… Yo soy uno que pasaba por aquí, un día entró y… Pero de eso ya les hablaré en otra ocasión.
Para sellar este primer encuentro Claudio me ha regalado una cita de su colección: “Vivir no merece la pena para quien no tiene ni siquiera un buen amigo” (Demócrito).


Editado el 09/01/11

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